19.10.07

Arte conceptual II

Dentro de las innumerables clasificaciones que se pueden hacer en las entrañas del arte (dando por hecho que èste influye en la vida y visceversa) , más aún en nuestro tiempo, tan propicio a las fragmentaciones, cabría dividir las obras que aparecen entre aquellas que implican una consciencia del contexto temporal, social, histórico, político y moral en el que están realizadas (no me refiero a que traten esos temas directamente, sino a que los tengan en cuenta de modo intrínseco), y otras que, si bien son, como todas, hijas de su época, pretenden enmascarar u obviar esta circunstancia, y se nutren, en muchas ocasiones y con diferentes intereses, de estructuras expresivas pertenecientes a épocas pasadas.

Los artistas conceptuales han estado especialmente interesados en explorar una nueva zona de la especulación estética que parecía representar una dramática ruptura respecto a las habituales actividades de la producción contemplación y apreciación artísticas, abogan por un decidido rechazo de los aspectos mercantiles del consumo de arte y al mismo tiempo, muchos de ellos intentan imbricar su actividad artística en un contexto más amplio de preocupaciones sociales, ecológicas e intelectuales, por oposición a la producción de objetos diseñados según criterios utilitaristas y funcionales al establimento cultural.

La neta el arte es y seguirà siendo dirigido a las èlites, enfocado a las personas con cierta "preparaciòn" porque està por demàs decir que aun cuando todo individuo pueda sublimarse ante una obra, el arte conceptual no cualquiera lo digiere.

El arte conceptual es, pues, un arte crítico y corrosivo, pone énfasis en lo mental, en la ideación de las obras, relegando en importancia su realización material o sensible. Junto a este reduccionismo de lo manual, existe en las obras de arte conceptual una hipervaloración del trabajo de arte, como una actividad reflexiva, tanto mental como experiencial, el arte conceptual no se ha preocupado tanto del cómo cuanto del qué del arte.En la obra de arte hay un ‘qué’, un sentido que pude ser interrogado, la obra de arte no sólo se da a ver, sino se da ha entender, se ofrece como asunto del pensamiento y esto, en la medida, en que se sustrae al régimen de la visibilidad.

De este modo las artes plásticas, mediante el arte del concepto dan un giro importante abandonando las poéticas de índole romántico-idealistas. A partir de este momento inciden sobretodo: la tendencia sintáctico-formal por una parte, la semántica-pragmática por otra, donde se presta menos atención a la sintáctica de las formas. Ambas alternativas sobrepasan las fronteras institucionalizadas de los géneros artísticos heredados de la tradición, y en una tercera tendencia se cuestiona el estatuto existencial de la obra como objeto.

Asi es como el arte ‘conceptual’ enfatiza la eliminación del objeto artístico en sus modalidades tradicionales. De lo que se trata, por encima de un antiobjetualismo a ultranza e indiscriminado, es, como he señalado, de desplazar el énfasis sobre el objeto a favor de la concepción y del proyecto, de la conducta perceptiva, imaginativa o creativa del receptor. Incluso en los casos más extremos no puede darse una desmaterialización completa, pues las palabras escritas o en su oralidad son también ‘objetos’ –y no primariamente culturales– sino perceptivos a los que se les atribuye una significación. Es así como en la dimensión perceptiva de los signos podemos constatar que las relaciones, fórmulas y problemas introducidos por los matemáticos y lógicos crean también una actitud estética. Toda imagen puede ser reducida a una fórmula, signos, relaciones, vectores, etc. Existe una iconografía de la lógica y de la física, trazos matéricos, un dibujo del pensamiento, genéticamente contenido en sus signos.

En este sentido, la tradicional condición manifestativa del arte queda consumada y, a la vez, puesta en cuestión, en la era de las redes y de la virtualidad; momento en que el arte se repliega y se interroga a sí mismo como lenguaje. El arte intentará, en lugar de hacerse representaciones de las cosas, problematizar las representaciones mismas.

Hace unos dias en clase de filosofìa del arte (que aunque a veces son una mierda otros dias hay argumentos que hacen girar la piedra), comentabamos sobre la influencia del arte conceptual en la evoluciòn de la mùsica contemporànea, especificamente refiriendonos a John Cage, (que parece estar entre el arte gràfico y las partituras) interpretando dibujos y gràficos de manera musical que le permiten reconocer el decrecimiento de formas concretas y aisladas.

Ahora bien,si en el arte tradicional predominaba el objeto sobre la teoría, en el modelo sintáctico-semántico, desde la abstracción, se da un equilibrio hasta pasar a situaciones límite donde la teoría es más importante que el objeto (o sea arte conceptual), tan necesario como percibir la obra concreta es actualizar los conceptos teóricos anteriores a la misma, sus presupuestos productivos y receptivos.

Por ejemplo, la obra de Duchamp nos muestra, tanto en una vertiente plástica como conceptual, las infinitas posibilidades de ‘lectura de lo real’; encontramos el centro de gravedad de una concepción de las operaciones mentales y artísticas abierta a una lectura de lo real como diverso y plural, a una consideración flexible y distendida de la normatividad del mundo, encontramos una operación de desmantelamiento epistemológico. Me parece sin duda una audaz maniobra subversiva (transgresora?), tan propia de las vanguardias de los años ’20, las que superan con mucho – en su carácter corrosivo – a los pálidos remedos postmodernos.

La trans-vanguardia (hablando ya en tèrminos muy artisticos) ya no es básicamente ruptura, es academia y museo, se ha convertido en nuestra ‘tradición’: en la tradición artística de la contemporaneidad; desde los medios de comunicación de masas y las instituciones de la cultura, públicas o privadas, el horizonte estético de la vanguardia se transmite ya como clasicismo de la contemporaneidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre muy interesantes tus deducciones komadre, pasaba a visitarle dado k siempre ando por aki y por alla y se le extraña, tkm kuidate

:):..

Unknown dijo...

Las matemáticas podrían ser un arte en si mismas, pero al estar condenadas a dar siempre el mismo resultado según sus fórmulas, entonces se les excluye del parametro arte.
Pero en su concepción simple, dónde las cosas son unicamente la interpretación de signos y simbolos, se crea arte a travez de la geometria euclidiana y es meramente conceptual, pues el mensaje hay que procesarlo para tratar de definir de que se trata.

Kandinsky, por ejemplo; unicamente creando en base a la geometria y al espectro de luz.

Entonces. ¿son las matemáticas parte de las artes?